Felicidad

La verdadera felicidad es proporcional al mayor bien y al menor mal que se hace a otros.

No tenemos derecho a consumir felicidad sin producirla, ni a consumir riqueza sin generarla.

Los tres ingredientes esenciales de la felicidad son: una buena tarea, un gran amor y una hermosa esperanza.

Nadie puede ser feliz si no se aprecia a sí mismo.

Cuatro requisitos para una vida feliz:

Recuerda siempre que la Felicidad no llega, sino que la buscas, la eliges y la tomas para ti.

No se puede ser feliz si las cosas que hacemos son distintas a las cosas en las que creemos.

Vivir felizmente es un poder que hay dentro del alma.

El mundo está lleno de pequeñas alegrías: el arte consiste en saber distinguirlas.

Toda persona debe decidir una vez en su vida si se lanza a triunfar, arriesgándolo todo, o se sienta a ver pasar a los triunfadores.

La prueba más clara de la sabiduría es una alegría continua.

Nada es tan conveniente para la felicidad como sustituir las preocupaciones por las ocupaciones.

La felicidad no es una estación a la que se llega, es una forma de viajar.

La felicidad está en el placer de las cosas, no en las cosas.

La felicidad es como la neblina; cuando estamos dentro de ella no la vemos.

La vida no se nos ha dado para ser felices, sino para merecer serlo.

Quien quiera vivir feliz no debe fijarse en quienes son más ricos que él, sino en quienes son más miserables.

Nadie puede ser perfectamente feliz mientras no sean felices todos los suyos.

La esperanza es un préstamo hecho a la felicidad.

La esperanza deja de ser felicidad si la acompaña la impaciencia.

La esperanza es por sí misma una felicidad. Quizá la principal felicidad que podemos tener en este mundo.

El verdadero bien se halla unicamente en la tranquilidad de la conciencia